Un control de tránsito en el que fue interceptado un motociclista, llevado a cabo en el partido bonaerense de La Matanza, derivó en el descubrimiento de un serpentario ilegal con más de 20 especies de todo el mundo, además de tarántulas y otros insectos, en una vivienda del barrio porteño de Villa Urquiza.

Todo se desencadenó a partir de un control vehicular que realizaban el miércoles por la noche efectivos de Gendarmería Nacional en La Matanza. En ese contexto, los agentes pararon a un motociclista.
Cuando le estaban revisando la documentación, los gendarmes le descubrieron al motociclista algunos ejemplares de serpiente entre sus pertenencias, por lo que la fuerza le dio intervención a la jueza federal Alicia Vence y el fiscal Sebastián Basso.
De esa manera, se ordenó el allanamiento de su casa en Villa Urquiza y ahí la Policía Federal, junto con agentes de Delitos Ambientales, se toparon con un serpentario ilegal.
En total, se encontraron 26 serpientes que el hombre tenía para la venta, con ejemplares que están cotizados en el mercado ileal en miles de dólares.
Se hallaron ejemplares de serpientes venenosas, varias de ellas provenientes de África, Centroamérica, Asia y otros países. Entre los ofidios, se encontraban las poderosas pitones, que pueden alcanzar un tamaño importante y matar por constricción. Además, se hallaron en la finca tarántulas, alacranes, insectos y otras especies.
Ahora, el dueño de la vivienda es investigado por la Justicia Federal que interviene en función del tráfico de especies protegidas.
La legislación en la Argentina prohíbe la captura y comercio de la fauna silvestres. En ese sentido, rigen leyes y convenios tanto a nivel provincial, como nacionales e internacionales, que protegen las especies.