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San Nicolás de los Arroyos
jueves, 12 septiembre, 2024
Edición Diaria
Edición N°

“Creativos: para el bien o para el mal”

HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo (Mt. 25, 14-30).

Por el monseñor Hugo Norberto Santiago
Obispo de la Diócesis de San Nicolás

“Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos es como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. ‘Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos, aquí están los otros cinco que he ganado’. ‘Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor; ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más; entra a participar del gozo de tu señor’. Llegó luego el que había recibido un talento. ‘Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente; cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento, aquí tienes lo tuyo’. Pero el señor le respondió: ‘Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez”.
Palabra del Señor.

Creativos para el bien

     Dios que nos creó nos ha dado a cada uno distintas capacidades: nacemos con inteligencia, que, en su sentido etimológico, “intus légere”, significa “leer dentro”, es decir, se trata de una capacidad de penetrar y comprender las ideas nuestras y de los demás, expresarlas y generar proyectos. Hay una inteligencia deportiva, otra emocional, otra con capacidad para lo abstracto y otras tantas que la mayoría de las veces son la base para la elección de una profesión; así surge un profesor de educación física, un ingeniero, un psicólogo, un contador, un físico, un constructor, un médico, etc. Todos son inteligentes, pero con habilidad para distintas disciplinas. Dios también nos regaló una voluntad que es atraída por todo lo bueno y en las dificultades muestra su aptitud para “aguantar” hasta que pasen las tormentas, es la base de la paciencia para soportar el sufrimiento y para gozar de lo bueno, tiene mucho que ver con la capacidad de lucha por la vida. Otra capacidad es nuestra afectividad mediante la cual adherimos a personas y proyectos, se manifiesta en nuestros sentimientos y en el amor; prácticamente define a la persona, ya que donde está nuestro afecto estamos nosotros. En efecto, las personas no nos definimos tanto por lo que pensamos sino por lo que amamos. El objetivo de Dios al crearnos de este modo es que trabajemos para continuar y mejorar la creación, tanto la Casa Común que nos regaló, como la convivencia que tenemos los que vivimos en ella, para que seamos felices, ya que Dios es Padre y como todo padre, genera un hogar movido por sus ansias de felicidad para él y su familia.

Creativos para el mal

     Para los que creemos, el pecado es la razón de la maldad que, por obra del demonio se introduce en el hombre dándole a nuestras facultades de inteligencia, voluntad y afectividad una dirección distinta de la que le había dado Dios, entonces surge la inteligencia del mal, la mala voluntad y la afectividad egoísta, factor de odio. Dios hace del hombre un creativo para el bien, el demonio introduce el mal y entonces el hombre, mujer o varón, cada vez que consciente lo malo es capaz de daño, de generar heridas de todo tipo en él y la humanidad, entre las mayores, la guerra fratricida cuyos efectos estamos viendo en las terribles imágenes que vienen de Gaza y Ucrania, en menor grado se constata en la violencia social de todo tipo, en la inequidad, los abandonos, los descartes de personas, el odio, el engaño, etc. También, como lo muestra Jesús en la parábola del Evangelio de hoy, el mal se muestra como “pereza” que no produce, no hace crecer la inteligencia del hombre, no fortalece su voluntad ni educa su afectividad. El fruto de esta tendencia mala generada por el pecado es el “desastre social”, algo así como ocurre hoy con la Argentina.

Rescatados

      “Redención” significa “rescate”. Cristo nos ha rescatado de esa situación maligna que introdujo el demonio en nuestras personas, podemos volver a la intencionalidad primera del Padre Creador y cada uno, abriéndose a Dios, puede recibir de su sabiduría una inteligencia luminosa para el bien, una buena voluntad que desarrollada se hace fortaleza para hacer frente a los desafíos de la vida sin cambiar de dirección, una afectividad cualificada que se expresa como “com-pasión”, es decir, capacidad de alegrarnos y sufrir con los demás, se traduce en “com-pañia”, etimológicamente, capacidad de “compartir el pan” del camino, del cansancio, de los logros y los éxitos, de modo que sean, no sólo personales sino comunitarios. En fin, con personas rescatadas, podemos rescatar a nuestra herida y agobiada sociedad argentina. Eso sí, para eso necesitamos de Dios que nos rescata a nosotros, devolviéndole a nuestra inteligencia luminosidad para el bien, bondad a nuestra voluntad y amor a nuestra afectividad que, entonces, se expresa como empatía y contención y nos hace pasar de la confrontación a la colaboración, de la difamación a la amistad social. 
Buen domingo.

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