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San Nicolás de los Arroyos
viernes, 26 julio, 2024

Edición N° 4849

Creciente del Paraná y presencia de serpientes: cómo actuar ante la aparición de yararás

QUE NO CUNDA EL PÁNICO

Las copiosas lluvias se han vuelto moneda corriente en el norte del país como en esta región. Producto de ello los ríos y arroyos están cada vez más caudalosos. Ante tal escenario, los ofidios aparecen en las zonas urbanas. Los especialistas resaltan que el principal protocolo de seguridad es “no desesperarse”.

En caso de hallar una yarará en San Nicolás, se debe dar aviso al personal de Bomberos (336-4425930)./ILUSTRACIÓN

De la redacción de EL NORTE
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Una clara diferencia entre el cierre del 2023 y el año anterior son las intensas lluvias. La llegada del fenómeno meteorológico conocido como El Niño provocó una mayor cantidad de precipitaciones y en ciudades como San Nicolás –rodeada de cursos de agua– ha provocado prominentes crecidas. Por ejemplo, el pasado 21 de noviembre la altura del río Paraná en la zona portuaria nicoleña superó los tres metros, cifra que no se registraban desde el 2020.

Estas inclemencias climáticas no solo provocan cambios en la flora autóctona de cada localidad, sino que también afectan la fauna. Diferentes animales deben readaptarse a estas modificaciones en su hábitat, aunque esto lleve a “cruces” más frecuentes con la civilización. Dentro de este panorama, una de las especies que más alertas despiertan entre los humanos son las serpientes. Sin embargo, cabe resaltar que esto no representa una novedad para los entes especializados que trabajan en nuestro municipio. “Es la época de mayor aparición, principalmente por el clima y las crecidas. Lo más importante siempre es no desesperarse”, afirmó Gastón Canevaro, director de Salud Animal, en diálogo con EL NORTE. 



Temporada de ofidios

Si bien encontrarse con una serpiente en nuestros hogares o en la calle puede asustarnos, distintos factores propios de la temporada estival crean un entorno propicio para estos hallazgos. Más aún al tener en cuenta que los humanos somos los visitantes. “Son habitantes de la zona. Pueden encontrarse entre el bañado y al subir el agua buscan dónde refugiarse”, resaltó Canevaro sobre este particular, y agregó: “Con las temperaturas altas se encuentran más activas porque buscan alimentos. Durante el invierno hibernan y no se mueven al no tener la energía que les provee el sol”.

Entre tantas especies, en nuestra ciudad la que suele avistarse con mayor frecuencia es la yarará, calificada como “potencialmente peligrosa” debido a su toxina. “El animal se torna agresivo cuando se ve acorralado o molestado”, subrayó el personal de Bomberos nicoleño. Sin embargo, es necesario resaltar que su objetivo no son las personas. “No atacan, se enroscan y uno no las ve porque se camuflan muy bien. Ellas (por las serpientes) no quieren tener contacto con nosotros, no están para atacarnos. No son agresivas, ese veneno lo utilizan para matar a sus presas”, explicó el titular del área animal del municipio nicoleño. Empero, destacó que existen algunos recaudos a tener en cuenta para evitar encuentros no deseados: “Se debe tener cuidado con los bañados, los pastos altos y no salir de las sendas en lugares como el Eco Parque. Nunca levantar troncos o meter manos en huecos”. “El 75% de los accidentes son de la rodilla para abajo, por lo que se recomienda usar pantalones gruesos y botas altas, principalmente para aquellos que suelen visitar la zona de islas”, agregó.

En otra línea, resaltó que en caso de hallar uno de estos especímenes “no hay que matarlas”, dado que las mismas funcionan también como control de vectores dentro del ecosistema. Por lo cual si se las encuentra con vida, serán reubicadas por los organismos pertinentes. “(A la serpiente) se la atrapa con una pinza especial, se la introduce en un recipiente apto para estos animales y se la libera en un lugar alejado de la ciudad pero dentro de su hábitat”, detallaron desde Bomberos. El objetivo de estos procedimientos siempre es priorizar el bienestar de ambas partes: seres humanos y ofidios.



Prevención

En algunas ocasiones, las medidas preventivas no suelen resultar y los ataques de yararás suceden. Ante dicha posibilidad, cabe destacar que el Hospital San Felipe posee los recursos médicos necesarios para evitar desenlaces fatales. “Contamos con suero antiofídico polivalente que es provisto por el Instituto Malbrán”, manifestó en diálogo con este medio Enrique Ledesma, director ejecutivo del nosocomio local. En esa misma línea, resaltó que durante esta época del año los ataques de víbora se producen más frecuentemente y aseguró que “las dosis de suero en el hospital están garantizadas. No hay faltante”.

“Desde que se produce la mordedura tenemos un lapso de seis horas para aplicar el suero y de esa manera neutralizar el veneno al 100%”, detalló sobre los protocolos médicos. “Cuanto antes se aplique mejor. Si se pasa de ese tiempo (seis horas), los porcentajes de efectividad van variando”, añadió el doctor. La importancia de aplicar el antídoto pertinente es evitar los dañinos efectos de la ponzoña propia de estos ofidios. “El factor más relevante es el hemorrágico. El veneno de la yarará altera la coagulación. Además, tiene una propiedad denominada neurotóxica, por lo que afecta todos los sistemas autónomos como puede ser la respiración y producir una insuficiencia”, esclareció.

Por último, Ledesma derribó los mitos sobre los presuntos “primeros auxilios” caseros que suelen aplicarse: “Es importante recalcar que no hay que hacer torniquetes, eso no ayuda y termina empeorando la situación. Tampoco realizar cortes ni succionar sobre la mordedura. No sirve, complica las circunstancias. Algo similar pasa con el hielo, no es recomendable aplicarlo”, resaltó. “Lo mejor que se puede hacer es ocluir la zona donde la persona fue mordida y dirigirse a la guardia”, sentenció.

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