Cristina Kirchner criticó a Martín Lousteau con ironía, al decirle que aprendió economía de él, “con la 125”. Pero, ¿qué significa?


Este jueves en el Senado, la vicepresidenta Cristina Kirchner y el legislador opositor Martín Lousteau protagonizaron un duro cruce que se viralizó en redes sociales. Fue en marco de la primera presentación de Agustín Rossi como Jefe de Gabinete.
Lousteau advirtió sobre una supuesta falta de quórum para el inicio de la sesión. Sin embargo, el senador opositor omitió que el reglamento no requiere una cantidad mínima de legisladores para los informes de gestión.
“Senador, ya debería haber aprendido que no hace falta el quorum para este tipo de sesiones”, respondió la presidenta del Senado. El senador atacó contra la figura de Cristina Kirchner y la gestión del Frente de Todos. “Deberían haber aprendido de Economía ustedes”, señaló.
Ante esa acusación referida al ámbito económico, la vicepresidenta recordó una medida tomada durante la gestión de Lousteau al frente del Palacio de Hacienda. “Aprendí de vos con la 125”, aseveró la ex mandataria.
¿Qué es “la 125”?
Lousteau fue Ministro de Economía durante la primera presidencia de Cristina Kirchner. En ese marco, el martes 11 de marzo de 2008 anunció “la resolución 125”.


La resolución 125/2008, firmada por CFK y el entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández, solo puede entenderse en el contexto económico de la época: 2008 fue el cénit de los precios altos de los commodities, cuando la crisis de las hipotecas ya se había desatado en Estados Unidos, pero todavía no se había convertido en la recesión global que llegaría a fin de año. El precio de la tonelada de soja en Chicago, que había oscilado entre los 300 y los 400 dólares en años previos, superaba la barrera de los 500 y se acercaba a los 600. En 2002, Eduardo Duhalde había impuesto retenciones fijas en torno al 20% de las exportaciones agrarias, una decisión que terminó siendo uno de los motores de la recuperación posterior.
La idea de la resolución era establecer una fórmula que transforme el porcentaje retenido en móvil, en una relación inversa con el precio de los granos. Si el precio en Chicago caía por debajo de los 200 dólares la tonelada, la soja tendría retenciones cero. Pero con el valor en 400, ese porcentaje de impuestos pasaría al 35,75%. Y con un precio de 600, que parecía inevitable en esos meses, la tasa de retención llegaba a 49,33%. Es decir que el Gobierno se quedaría con la mitad del valor de lo producido, algo que los productores agropecuarios no estaban dispuestos a aceptar.
Como consecuencia, los terratenientes dispusieron un paro agropecuario. Una semana después, el Gobierno fue tajante: “No va a haber cambios”, dijo Lousteau. Las movilizaciones y los cortes de ruta en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba eran inocultables. Comenzó un fuerte desabastecimiento en las grandes ciudades.
El Gobierno se negaba a modificar la medida y el sector agropecuario a abandonar los piquetes y bloqueos.
A fines de marzo finalmente se habilitó una mesa de diálogo, pero ante la falta de acuerdos, los productores volvieron a las rutas. El 2 de abril levantaron los cortes para negociar por 30 días, sin embargo, los parches y medidas para calmar las aguas no llegaban a la cuestión de fondo, la famosa resolución 125. El conflicto comenzó a mutar y de ser meramente impositivo tuvo un viraje político-ideológico. El Gobierno judicializó el asunto y denunció a las entidades del campo por “violar las leyes de abastecimiento y seguridad” e “impedir el normal funcionamiento del transporte”.
El 25 de abril renunció Lousteau y asumió Carlos Fernández, un dirigente de bajo perfil. Recién el 19 de mayo volvieron a encauzarse las negociaciones, aunque no se llegó a un acuerdo, con más de 60 días de conflicto. Con el correr de los días, la pelea fue el único tema a discutir en la Argentina y el PJ acusó al campo de “golpista”. La dirigencia agropecuaria reaccionó ratificando el paro de granos y sumó la interrupción en el envío de ganado a Liniers.
Al judicializarse el conflicto, comenzaron las detenciones. El 30 de mayo arrestaron a 8 ruralistas por los cortes en las rutas y el sábado 14 de junio, la Gendarmería hizo lo mismo con Alfredo de Angeli en Gualeguaychú. Ese fin de semana los cacerolazos llegaron a la Quinta de Olivos y el expresidente Néstor Kirchner participó de una manifestación oficialista en Plaza de Mayo.
Los tires y aflojes entre el gobierno nacional y el campo se extendieron durante cuatro meses, cuando el Senado votó en contra del proyecto de ley que tuvo como momento histórico el desempate y el “voto no positivo” por parte del vicepresidente Julio Cobos.
Tiempo después, Cristina Fernández confesó que la iniciativa de Lousteau le costó “sangre, sudor y lágrimas”. “Los compatriotas saben qué fue lo que pasó en 2008 con la 125, y cómo casi nos hacen volcar por haber calculado mal los números”, afirmó en 2015.
Con información de Perfil y Ámbito.