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San Nicolás de los Arroyos
viernes, 29 septiembre, 2023

Edición N° 4548

“La convivencia armónica: necesidad y desafío”

HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo (Mt. 18,15-20).

Por el Monseñor Norberto Hugo Santiago
Obispo de la diócesis de San Nicolás



“Jesús dijo a sus discípulos: Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.” Palabra del Señor.

Caminos para ponernos de acuerdo

Este texto del Evangelio propone un camino para ponernos de acuerdo cuando nos hemos distanciado, cuando tenemos diversos criterios en torno a un tema o cuando un amigo está actuando mal y queremos ayudarlo a reencontrar el camino de la verdad y la honestidad. Por eso se conoce este texto con el título de “corrección fraterna”. En el presente y gracias al aporte de las ciencias psicológicas y sociales, se dan herramientas y se han abierto caminos para la solución de conflictos y a nivel jurídico la mediación ayuda mucho a la reconciliación en la sociedad.

El aporte de Jesús

El aporte que nos da Jesús para la solución de conflictos, y sobre todo cuando queremos corregir a algún amigo o familiar o nos quieren corregir a nosotros, está en las actitudes. La primera actitud de la corrección es el amor, lo hacemos porque amamos, queremos edificarnos y ayudarnos a salir de nuestros errores. La segunda actitud cristiana es rezar para que Dios nos dé el regalo de “ver”, movidos por la convicción de que el primer paso para enmendar un error es verlo, tomar conciencia; los cristianos creemos que eso es un regalo de Dios que hay que pedir; este paso lo expresa muy bien el ciego del Evangelio: Jesús le dice “¿Qué quieres que haga por ti” y el ciego le responde: “Señor, que vea”. Estamos convencidos de que será en vano multiplicar palabras si no vemos el error. El tercer paso es la humildad, tanto del que corrige como del que es corregido. Una verdad sin caridad no termina de ser verdad, por eso cuando pretenden corregirnos “diciéndonos en la cara” el error, sin preparar un ambiente de diálogo y cercanía, la corrección no se aceptará y el encuentro no será posible. Al corregir es necesario crear un clima cordial y decir con humildad: “me parece” que en eso le estás errando, te propongo que lo pienses, luego hay que escuchar. Esta actitud es justa porque desde afuera vemos el comportamiento pero a menudo ignoramos los motivos del modo de actuar. Si hacemos un buen planteo con la intención de edificar al otro, él suele darnos el retorno y entonces nos damos cuenta que nosotros veíamos una parte de la verdad, pero desconocíamos otra. Crear un clima de diálogo nos ayuda a “objetivar”, a ver no sólo nuestro punto de vista sino también el del otro.  De este modo la relación se profundiza y la amistad crece porque siempre es bueno ayudarnos a ver el camino acertado que tenemos que recorrer.



La convivencia armónica es necesaria

Por un lado, ninguno de nosotros tiene dudas de que la convivencia es necesaria porque forma parte de la dimensión social de toda persona; por otro lado, percibimos que hoy la convivencia está desafiada en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el país, en fin, en cualquier lugar donde convivimos y tenemos la necesidad de ponernos de acuerdo. Tenemos la sensación de estar viviendo una inédita situación de confrontación, de violencia psicológica expresada en palabras y gestos, hasta el extremo de la violencia física. Por eso, el camino que propone Jesús en el Evangelio de este domingo es sin duda una propuesta acertada para superar la violencia y aprender a amarnos y edificarnos los unos a los otros con palabras y gestos adecuados. Lo necesitamos porque el bien común de una familia, una escuela, un trabajo, un país no es posible sin la concordia; además, no existe ningún aislado feliz porque la felicidad es relacional, dos razones fundamentales para trabajar por una convivencia en paz. Buen domingo.

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