El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) está participando de la Asamblea Sinodal del Cono Sur, en curso en Brasilia hasta el 10 de marzo, desde donde compartió sus reflexiones.

“El arte de escucharse y el arte de ir componiendo, a través de la escucha, el modo de caminar de la Iglesia, asumiendo los conflictos de un modo realista y no huyendo y escapando de ellos como si no existieran”, así definió el Sínodo sobre la sinodalidad, convocado por el papa Francisco, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, desde Brasilia, donde se encuentra encabezando la delegación argentina que participa de la Asamblea Sinodal del Cono Sur, en curso en la capital brasileña del 6 al 10 de marzo.
Lo que expresó
Para monseñor Ojea, la convocatoria al Sínodo es “el broche del pontificado de Francisco” y explicó, en una entrevista con ADN Celam, que ese llamado “surge de la concepción que tiene Francisco del pueblo, el concepto de pueblo, que por supuesto lo toma de la eclesiología del pueblo de Dios de la constitución del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia”.
Y añadió: “Ese concepto es el de un pueblo unido, no es una masa informe, sino que es un pueblo que tiene un destino, que tiene un camino, donde hay vínculos estrechos entre todos, que van compartiendo trechos del camino de la vida entre distintos miembros y donde hay un aprendizaje continuo”.
“Ese pueblo –expresó– evangeliza a todo el pueblo, como se dice claramente en Evangelii gaudium”, y recordó el primer gesto del pontificado de Francisco, donde él le pide al pueblo que rece para que Dios lo bendiga y, a continuación, inclina la cabeza: “En ese gesto, señaló el obispo de San Isidro, el Papa está reconociendo de dónde viene en la Iglesia el primer latido y la primera responsabilidad. Y él es un servidor de los servidores, es decir, de los bautizados, de donde viene el poder, vamos a decir así, en la Iglesia, el verdadero poder”.
El lugar del laicado
El presidente de la CEA compartió su felicidad por las reflexiones que se vienen realizando durante la Asamblea Sinodal del Cono Sur: “Se vive el espíritu sinodal en el grupo. En el grupo que me ha tocado respiro la diversidad, la sinceridad, el amor a la Iglesia”.
Monseñor Ojea subrayó que el Sínodo trajo “una revalorización tan grande del Bautismo, que se siente la corresponsabilidad. El laicado se va sintiendo dueño del destino de la Iglesia y, cuando hay participación y hay escucha auténtica, entonces todos sentimos que la Iglesia está en nuestras manos, que no solamente está en las manos de algunos, que dan las directivas y otros son los que cumplen, sino que hay un verdadero sentido de pertenencia que se profundiza con la participación, y mucho más con la posibilidad de la toma de decisiones”.