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sábado, 27 julio, 2024

Edición N° 4849

Los tres ejes de la crianza sueca para niños felices, develados por los expertos

Suecia se estableció como uno de los países donde florece este sentimiento, según el Informe Anual de Felicidad de las Naciones Unidas. Cuáles son los secretos que impulsan el desarrollo emocional positivo de los niños.

niños
El cuidado, los juegos y un entorno agradable influyen directamente en el desarrollo neuronal de los niños. ILUSTRACIÓN WEB

Fuente: Infobae

“Quiero que mi hijo sea feliz” es, probablemente, una de las frases que los padres más decimos y más escuchamos cuando pensamos en nuestros hijos. La crianza, ligada a la felicidad, se ha vuelto un tema de interés.

En los últimos años, la crianza sueca emergió, principalmente, por sus enfoques progresivos que parecen resultar en niños más felices y seguros de sí mismos. Este modelo se sustenta en varios pilares fundamentales que incluyen la importancia de la vida al aire libre y el contacto con la naturaleza, la igualdad de género e independencia, y el tiempo compartido en familia.

¿Por qué Suecia? Según el Informe Mundial sobre la Felicidad ―una iniciativa de las Naciones Unidas que clasifica a los países según su nivel de felicidad y bienestar― ha ubicado consistentemente a esta nación entre los Estados más felices del mundo. Entonces, ¿cuál es su secreto?



1 – “Friluftsliv” y la conexión con la naturaleza

La crianza sueca pone énfasis en la importancia del contacto regular con el medioambiente. Los niños son estimulados a jugar al aire libre en todas las estaciones del año, lo que promueve un estilo de vida saludable y una actitud positiva hacia la naturaleza.
Desde una edad temprana, los niños suecos son alentados a pasar tiempo al aire libre, explorando bosques, lagos y parques en todas las estaciones del año. Esta inmersión en la naturaleza no solo promueve la salud física, sino que también fomenta el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños.

La reconocida especialista en maternidad y crianza Linda Akeson McGurk destaca la importancia del contacto con la naturaleza en la crianza de los niños, basándose en el concepto escandinavo de friluftsliv o la vida al aire libre.
El enfoque de McGurk, que promueve hábitos saludables y fortalece el desarrollo físico, emocional e intelectual de los menores, se fundamenta en su experiencia personal y en la tradición de los países nórdicos, conocidos por sus altos índices de felicidad.

“El friluftsliv no es solo una forma de inculcarles hábitos saludables desde chicos, sino también una de las principales razones por las que los países nórdicos suelen figurar entre los más felices del mundo”, escribió Akeson McGurk.



Los consejos de McGurk, incluidos en sus libros The Open-Air Life (La vida al aire libre) y There’s No Such Thing as Bad Weather (No existe el mal tiempo), subrayan la importancia de incorporar caminatas diarias como una tradición familiar, independientemente de la duración, con el fin de convertir estas salidas en un hábito.
Además, enfatiza el aprovechamiento de los espacios verdes urbanos y la organización de excursiones periódicas como medios para fortalecer los vínculos familiares y el apego al medioambiente.
En un estudio reciente en Islandia, pasar tiempo al aire libre en la naturaleza y participar en actividades en el entorno natural puede tener un impacto positivo considerable en el bienestar.

2 – Igualdad y autonomía

La igualdad de género y la autonomía son valores centrales en la crianza sueca. Desde una edad temprana, se fomenta la igualdad de oportunidades y se desafían los estereotipos de género en el hogar y en la sociedad en general.

Los padres suecos tratan a sus hijos con respeto y les otorgan un alto grado de autonomía para tomar decisiones dentro de límites razonables. Esta autonomía promueve el desarrollo de la autoestima, la responsabilidad y la independencia en los niños, elementos esenciales para su felicidad y bienestar a lo largo de la vida.



3 – Tiempo en familia

En la cultura sueca, el tiempo en familia es considerado como sagrado. Los padres suecos priorizan pasar tiempo de calidad juntos, participando en actividades como cenas familiares regulares, juegos de mesa y salidas al aire libre.
Según las Naciones Unidas, el tiempo de calidad en familia construye familias más fuertes y conectadas, a la vez que favorece al desarrollo de niños más fuertes y seguros de sí mismos.

Según la Ciencia de las Actividades en Familia, las actividades compartidas estimulan el desarrollo neuronal de los niños. Cada nueva experiencia sugiere un cambio positivo en la estructura y en el funcionamiento del cerebro.

De acuerdo a una de las investigaciones clave de la psiquiatra infantil Joan L. Luby, el desarrollo del cerebro humano está influenciado por experiencias tempranas de la vida. Es decir, la crianza de los primeros años de vida es crucial para mejorar el desarrollo del cerebro. El estudio analiza cómo el afecto, el contacto directo, compartir momentos y el entorno agradable influyen en el tamaño del hipocampo, la estructura principal del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria.
Estos momentos no solo fortalecen los lazos familiares, sino que también proporcionan un ambiente seguro y de apoyo para los niños, donde pueden expresar sus emociones, compartir experiencias y sentirse valorados y queridos.



La comunicación abierta y el apoyo emocional son componentes esenciales de esta dinámica familiar, creando un entorno propicio para el crecimiento y la felicidad de los niños.
En Suecia, se promueve un equilibrio vida-trabajo. Los padres suelen tener horarios de trabajo flexibles y permisos parentales generosos, permitiendo pasar más tiempo de calidad juntos, lo que se considera esencial para el desarrollo emocional y la felicidad de los niños.

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