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sábado, 27 julio, 2024

Edición N° 4849

Fútbol local: Matías Alfeirán y la vuelta al fútbol para jugar con su hijo

Con 43 años, el reconocido futbolista nicoleño volvió al ruedo: se puso la camiseta de Belgrano y rápidamente su voz de mando se hizo escuchar en la defensa. Pero las ganas de empezar a cerrar su carrera “en buena forma” no era su único objetivo. Matías quería compartir una cancha con Nicolás, su hijo mayor. Misión cumplida. 

Matías y Nicolás Alfeirán, con la roja y amarilla en el camping. El sueño se cumplió.                        WEB 

EZEQUIEL GUISONE
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La de Matías Alfeirán es una de esas historias típicas del fútbol amateur que merecen ser contadas. Símbolo de La Emilia, se puso por primera vez la camiseta de Belgrano allá por 2016, cuando el Bicho Rogelio Nardoni recaló en el club de calle Pellegrini. Con la roja y amarilla fue protagonista del primer título local en la historia del club (ganándole a Regatas en Prado Español, nada menos) y jugó el Federal B. Luego volvió brevemente a La Emilia y llegó la pandemia.

La idea del retiro rondaba por su cabeza, pero él sabía bien que cuando ese momento llegara, iba a ser con actividad plena, peleándola en la cancha como siempre hizo. Y hoy, con 43 años, está de regreso.

“En 2022 me fui de La Emilia, y estando en mi casa todo el verano fue como que no me sentía cómodo sin hacer lo que tanto me gustaba. Hablé con mi familia y le pedí permiso a Dani Huber para entrenar en Belgrano, como para moverme. Yo no quería jugar, pero sí quería por lo menos estar en forma físicamente”, contó Matías.



Entrenó durante todo 2023 en Belgrano, aunque estuvo totalmente alejado de los domingos de cancha. “Quería moverme, pasarla bien. Lo cumplí, no me costó, porque los fines de semana los disfruté un montón con mi familia”, reconoció. Hasta que a principios de este año las ganas fueron más fuertes, con un condimento imposible de eludir: la posibilidad de compartir equipo con Nicolás, su hijo mayor.

“Estuve cerca con el Bicho (Nardoni) cuando estábamos en Belgrano en una Copa Nicoleña; él lo llevó al banco, compartimos equipo pero no llegó a entrar y quedó frustrado el intento. Nico era chico todavía (tenía 16). Igual pensé que ya iba a haber otra oportunidad. Y ahora los planetas conspiraron a mi favor”, expresó Matías.  

“Solo una cosa”

A principios de este año Alfeirán se puso a disposición de Daniel Huber para volver a jugar en el Rojo. El DT le comentó que lo iba a necesitar “en la cueva”, buscando fortalecer la defensa con su voz de mando. “Le dije que aceptaba donde me necesitara, pero le pedí solo una cosa: poder jugar aunque sea unos minutos con mi hijo”, contó el ahora defensor. 

Alfeirán realizó la pretemporada, se puso a tono y arrancó el Apertura de la Liga Nicoleña como titular. Y el destino le tiró un centro para que su sueño se cumpliera antes de lo esperado. “Nicolás iba a ser suplente, pero una semana antes del arranque Benjamín Carranza, que ya había jugado en Sub-23 y en el torneo Federación, decidió irse a estudiar a Rosario y no pudo quedarse en el plantel. Y el Dani (Huber) lo pone a mi hijo en el equipo. Y ahí se dio. Ya compartimos cuatro partidos enteros. Pasé de pedir un ratito a jugar cuatro partidos, que es un montonazo”, remarcó.



Con Matías en la zaga y Nicolás en el lateral izquierdo, Belgrano arrancó el torneo ganando tres partidos al hilo y trepando a la punta. El invicto se cortó la última fecha ante La Emilia, en un partido lleno de emociones. 

“El equipo está ordenado, tiene otras ganas, está predispuesto de otra forma, más comprometido, y eso se nota”, definió el Alfeirán mayor. Hacía un montón que no se ganaba de visitante y ganamos en Los Andes, que fue un empujón anímico grande para empezar a sumar. Y fuimos pegando resultados. Se nos escapó el de La Emilia, que me parece que fue injusto, pero el fútbol es así. Estamos bien, trabajando bien con los profes y en sintonía a nivel grupal. Después falta un montón, pero la idea es ir sumando todos los partidos”.

Después de aquel primer partido en Los Andes, donde compartieron cancha y ganaron, Nicolás escribió en sus redes: “Era hace unos años cuando yo lo esperaba en la puerta del túnel para entrar de la mano con él; hace unos años yo lo acompañaba a cada partido, a cada entrenamiento, y hoy estoy acá con él, compartiendo una camiseta, un vestuario y un sentimiento. La alegría que tengo es inexplicable”. Más allá de que se lleve algunos retos en la cancha, donde la voz de su padre suena bien fuerte en la defensa, el orgullo lo sobrepasa.



Mientras tanto, Matías “le esquiva” a muchos de sus excompañeros que lo esperan para jugar en el Senior, donde juegan hasta el propio Huber y el profe Federico Tiseira. “Vos tendrías que estar de este lado me dicen, y tienen razón”, contó Alfeirán entre risas. Lo van a tener que seguir esperando.

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