PELUQUERÍAS CONDICIONADAS POR LA PANDEMIA, PERO ALIVIADAS POR TRABAJAR TRAS MESES DE CIERRE

Entre los rubros más afectados por la pandemia, se encuentran las peluquerías. Trabajo que se considera de índole «no esencial» y que ha tardado en recuperar la confianza de sus clientes por la incertidumbre que generan los contagios de COVID-19. EL NORTE dialogó con varios dueños de peluquerías locales, quienes manifestaron una preocupación por la poca cantidad de clientes que se acercan, aunque aliviados por poder trabajar luego de haber sufrido un cierre total por meses.

De la Redacción de EL NORTE
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El año pasado, con la llegada de la pandemia a nuestro país, por varios meses se tuvieron que cerrar establecimientos de toda índole, algunos de los cuales continúan cerrados hasta el día de hoy como es el caso de los boliches. Entre ellos, se encuentran las peluquerías, que debieron cerrar totalmente por varios meses hasta la creación de los protocolos para su reapertura.
Pero en el transcurso, se perdieron puestos de trabajo, se cerraron locales de manera definitiva y hasta, en muchos casos, se optó por abandonar la profesión debido a la falta de ingresos que sufrían y los gastos fijos imposibles de esquivar. Y de solventar. No sucedió solo con las peluquerías, pero está claro que fue de los rubros más dañados.
EL NORTE dialogó con varios dueños de peluquerías de San Nicolás. Muchos expresaron la angustia que les genera el no poder trabajar con total normalidad para lograr generar mayores ingresos; otros pudieron salir adelante sin mayores inconvenientes. Sin embargo, todos coincidieron en que es un “lujo” poder trabajar de peluquero en estos tiempos.

Adversidades

En la recorrida de este medio, Natalia, la dueña de una peluquería ubicada en Av. Savio casi esquina Pellegrini, manifestó que “desde el año pasado hasta la fecha venimos siguiendo a rajatabla las restricciones establecidas por el Gobierno. Actualmente abro hasta las 19:00 máximo, como indica el protocolo, dispuse el uso obligatorio del tapaboca, asigno turnos y no se espera afuera, tratamos de dejar espacio entre cliente y cliente para que no se aglomeren”.
“Lamentablemente, notamos una disminución de gente que asiste a la peluquería. Si bien trabajo con turnos, porque así se dispone, ya no son tantas las personas que desean venir al local por miedo a los contagios. El tema de la restricción horaria me limita mucho para trabajos que suelo realizar”, expresa Natalia.
Y agrega de inmediato: “Por ejemplo, hay un trabajo que se llama ‘balayage’, el cual me demanda unas cuatro horas más o menos. Dependiendo de la coloración propia de la persona, yo no utilizo productos fuertes ni altos, entonces lleva un tiempo largo, tomando en cuenta la hidratación entre otros factores. Antes, mientras esa persona esperaba, yo iba atendiendo a otras, agilizando los trabajos y dedicándole el tiempo correspondiente. Ahora, como la clientela dentro del local debe ser reducida, estoy cuatro horas con una sola persona en toda la mañana”.
Otra de las cuestiones que marcó la dueña de dicha peluquería es que “hay muchos clientes con miedo, por el flujo de gente que entra y sale del negocio. También, al disminuir las ventas, cuesta más mantener el alquiler, impuestos, nos aumentaron mucho los productos en este último tiempo”.
Comentaba, además, que la gente cuida mucho el bolsillo hoy en día. Esto es algo que vemos reflejado en otros rubros en los cuales hemos estado investigando desde este medio. En este caso en particular, hay trabajos que requieren cuidados especiales. “Yo tengo clientas que se hacen algo en el pelo que deben mantener y deben usar productos que son caros, porque deben pasar por la Anmat, entre otras cosas”, arrojó Natalia.
El tema del alquilar del local fue otra de las cuestiones que hicieron cerrar muchos locales en plena pandemia. Al no generar ingresos, se imposibilita el pago mensual del establecimiento, sumado a los impuestos fijos. Otra peluquera consultada, Luciana, nos aseveró que “mi mayor inconveniente ahora es conseguir otro local. El alquiler me sube mucho para el próximo mes y con la clientela baja no me alcanza para costearlo”.
“En el último tiempo se tornó complicado también el hecho de que la gente vaya al local. Las personas se cuidan mucho, lo estira lo más posible al ir a la peluquería por miedo a contagiarse. Ya hay muchas mujeres, por ejemplo, que se hacen el color en sus casas para no tener que venir al negocio y exponerse. Siempre que se habla de casos de contagios alto, la gente hasta cancela turnos”, agrega Luciana.

La otra cara

Entre las cuestiones que marcaron los distintos dueños de las peluquerías nicoleñas, coincidieron en que “es un lujo estar trabajando en peluquería a esta altura de la pandemia. Muchos colegas tuvieron que cerrar por el tema del alquiler, los impuestos y demás”. Además, se mostraron agradecidos por seguir viviendo de lo que aman, gracias a que se permite la circulación de gente en las calles, a pesar de no ser óptimo como antes.
“Debo admitir que no nos vimos tan condicionados en nuestra peluquería. El tema del horario no nos afectó porque siempre hicimos horario corrido, entonces seguimos trabajando la misma cantidad de horas, aunque sí notamos que cuando suben los contagios merma el caudal de gente y hasta se cancelan turnos”, cuenta Pablo.
“Cuando se permitió volver a abrir, hasta llenamos los turnos con semanas de anticipación, la gente lo necesitaba y quería ir a las peluquerías. Pero todo es relativo a los casos, vimos que no fuimos tan afectados por suerte y uno se va adaptando y organizando a lo que se puede hacer. Cambió todo, pero bueno, hay que acostumbrarse”, afirmó Pablo.
Las peluquerías fueron parte de los rubros damnificados por la pandemia, al igual que muchos otros, de los cuales algunos hasta siguen cerrados. La realidad es que de a poco se intenta recuperar y salir adelante de la debacle económica que nos impuso el coronavirus.