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San Nicolás de los Arroyos
viernes, 26 julio, 2024

Edición N° 4849

¿Por qué sentimos que no tenemos tiempo libre?

IDEAS PARA UNA MEJOR ORGANIZACIÓN

Se trata de una percepción de la vida moderna, donde las actividades abundan. Según los expertos, lo fundamental es dosificar, armonizar, descubrir actividades nuevas y darse tiempo para no hacer nada.

Los límites claros son una de las claves para ganar tiempo libre y mejorar nuestro bienestar emocional.

Llegamos a nuestro hogar después del trabajo y encontrar un momento de ocio o descanso se vuelve una misión imposible: las tareas domésticas, los niños, los cuidados, la comida, las mascotas. Y la lista sigue, generando un cóctel explosivo para nuestro bienestar mental y la salud.

El tiempo libre, entonces, se ha convertido en un recurso cada vez más preciado y, paradójicamente, escaso para muchos. ¿Por qué, a pesar de las comodidades y avances tecnológicos, percibimos que tenemos poco tiempo libre?

Esta aparente paradoja ha despertado el interés de expertos y psicólogos sociales, quienes exploran las complejas dinámicas que influyen en nuestra percepción del tiempo y su disponibilidad. Cuáles son algunas de las razones detrás de esta sensación generalizada de falta de tiempo libre y qué podemos hacer en nuestras rutinas.

El tiempo del exceso y la velocidad

El estilo de vida moderno, donde las obligaciones laborales y personales ocupan gran parte del día, juega un papel crucial. También, la constante conexión a dispositivos móviles y plataformas digitales puede generar una sensación de estar siempre “ocupados”.



Además, la presión social por ser productivos y la dificultad para establecer límites entre el trabajo y la vida personal contribuyen a esta percepción. Sumado a esto, el manejo ineficiente del tiempo y la tendencia a sobreestimar las obligaciones frente al tiempo realmente disponible son aspectos que refuerzan la sensación de falta de tiempo libre.

Según señaló el psiquiatra, psicoanalista, escritor y académico José Abadi, “vivimos en el tiempo del exceso, de la velocidad, del vértigo, de un tiempo en el que no permite que los acontecimientos se vuelvan una experiencia, en aprendizaje”.

“Muchas veces no tenemos tiempo libre porque creemos que somos muy activos y, en realidad, somos agitados, y nos olvidamos de que no hacer nada por un tiempo no es algo culposo y negativo, sino algo sano, como lo decían los filósofos griegos”, agregó Abadi.

Y profundizó: “Sentimos que tenemos poco tiempo libre no solo porque tenemos una cantidad de ocupaciones que nos ponemos durante del día para llegar al famoso workaholic, esa adicción al trabajo, donde lo único que hacemos es estar todo el día en actividad, sino también porque estamos en constante velocidad y no nos damos un tiempo para detenernos, respirar, estar consigo mismo y para poder encontrar una calma”. Para Abadi, la calma es un factor importante, ya que “hace mucho bien y permite un restablecimiento de un equilibrio mucho mejor”.



Claves para una mejor gestión del tiempo

Para Abadi, la premisa principal es darse tiempo libre. ¿Cómo hacerlo? Sobreponerse a la resistencia al hábito de no tener tiempo libre e intentar vencer esa barrera. A su vez, sugiere hacer actividades ajenas a lo que uno está acostumbrado y, citando a Aristóteles, “un tiempo para no hacer nada”, que es ese ocio que permite tener los radares encendidos y captar aspectos de nuestro mundo interno y del que nos rodea.

En pocas palabras: dosificar, armonizar, descubrir actividades nuevas y tiempo para no hacer nada.

Aquí, más claves:

Priorización de tareas: es esencial identificar cuáles son las tareas más importantes y urgentes, enfocándose en ellas antes de atender aquellas que son menos prioritarias. La técnica del “Cuadrante de Eisenhower” puede ser útil para categorizar las tareas en función de su urgencia e importancia.

Establecer límites claros: delimitar el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo libre es crucial. Esto puede incluir establecer horas específicas para comenzar y terminar el trabajo, así como momentos del día libres de dispositivos electrónicos y correo electrónico.

Técnica Pomodoro: trabajar en bloques de tiempo focalizado intercalados con breves descansos (por ejemplo, 25 minutos de trabajo seguidos de 5 minutos de descanso) puede aumentar la productividad y facilitar una mejor gestión del tiempo.

Delegación efectiva: identificar tareas que pueden ser delegadas a otras personas y hacerlo de manera efectiva puede liberar tiempo significativo que puede ser dedicado a actividades de mayor valor o al esparcimiento personal.

Uso de herramientas tecnológicas: aplicaciones y software de gestión del tiempo pueden ayudar a organizar las tareas de manera más eficiente, permitiendo un mejor seguimiento de las actividades y ayudando a evitar la sobrecarga de trabajo. Por ejemplo, establecer una cantidad de horas límite en una app, leyendo las noticias o cualquier otra actividad.

Tiempo de inactividad planificado: Incorporar actividades de ocio y relajación en la agenda como si fueran compromisos importantes asegura que se dedique tiempo al descanso y al rejuvenecimiento personal.

Aprender a decir “no”: Ser capaz de rechazar compromisos o tareas adicionales que no se alinean con las prioridades personales o profesionales es fundamental para no sobrecargarse de responsabilidades.

Revisión y adaptación constantes: Revisar periódicamente cómo se está utilizando el tiempo y estar dispuesto a hacer ajustes según sea necesario puede ayudar a mejorar continuamente la eficiencia y la satisfacción personal y profesional.

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