De cara a las elecciones generales del próximo domingo 22 de octubre, existe una porción de entre 20.000 y 30.000 electores que podrá modificar los resultados que arrojaron las PASO de agosto para los cargos municipales en juego. Se trata de aquellos que votaron por precandidatos o espacios que no pasaron el filtro de las primarias y otros tantos que no fueron a votar en el primer turno y acaso sí lo hagan esta vez.
De la redacción de EL NORTE
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Con las PASO definitivamente atrás y las generales a la vuelta de la esquina, la oferta electoral será ahora más acotada de cara a los comicios del 22 de octubre en que San Nicolás designará Intendente Municipal, diez concejales y cuatro consejeros escolares. De trece listas que hubo en las primarias, siguen en carrera sólo cinco. Por ese motivo, cada uno de los espacios en competencia sumará adeptos: electores que no votaron por sus precandidatos en agosto y que sí lo harán en octubre.
El total de votos de precandidatos que perdieron sus internas, y de los que quedaron eliminados por no llegar al piso del 1,5% que exigen las primarias, es de 20.173. No es poco.
En tal sentido el voto “huérfano” ofrece un caudal de votos nada desdeñable. En San Nicolás ese universo se compone de más de 20.000 votos. Los 18.728 que votaron por los eliminados en internas: Luciano Pastocchi en Unión por la Patria fue la opción de 10.006 electores; Agustín Barba en Juntos por el Cambio reunió 7668 votos; y Federico Berg en el Frente de Izquierda se quedó con 1054 sufragios.
Es probable que por afinidad con el espacio, esos electores migren a quienes llegan a las generales: es decir, que quienes votaron por Pastocchi, por Barba y por González, ahora elijan –respectivamente– a Cecilia Comerio, a Santiago Passaglia, a Patricia González. Probable sí; necesariamente así, no.
Y por otra parte, a los casi 19.000 votos a precandidatos eliminados en internas hay que sumar los que fueron para listas de espacios que no siguen en carrera. Ese universo se compone por los 1445 electores que en las PASO votaron a los postulantes de Principios y Valores (800), Libres del Sur (369), el Frente Patriota Federal (175) y el Frente Federal de Acción Solidaria de la provincia de Buenos Aires (101). El total de votos de precandidatos que perdieron sus internas y de los que quedaron eliminados por no llegar al piso del 1,5% que exigen las primarias, es de 20.173. No es poco: Santiago Passaglia fue en las PASO el más elegido con 28.811 votos y el segundo –Marcelo Bottazzi, de La Libertad Avanza– sumó 15.465: es decir, menos de lo que el filtro de las primarias dejó como voto disponible, suelto, huérfano.
Al lado de aquellos votos que habían ido para precandidatos eliminados, están los de quienes fueron a votar pero no eligieron: las y los 12.188 electoras y electores que votaron en blanco de las PASO.
Los apáticos
Al lado de aquellos votos que habían ido para precandidatos eliminados, están los de quienes fueron a votar pero no eligieron: las y los 12.188 electoras y electores que nutrieron la marca histórica del 13,03% de voto en blanco de las recientes PASO, la más elevada para cualquier elección municipal de los últimos 40 años de recuperada la democracia.
Cierto que, a priori, no existen motivos para creer que esas personas ahora voten por quienes prefirieron no hacerlo en las primarias. Pero puede suceder. De hecho, sucede. Ese universo de más de 12.000 votos es más significativo, por ejemplo (y de ahí, para abajo), que el de los 10.006 electores que votaron a Pastocchi, el cuarto precandidato más votado en las PASO.
Y si el voto en blanco puede entenderse como una expresión de apatía, en ese rubro todavía puede considerarse a la también histórica cantidad de nicoleños y nicoleñas que directamente no fueron a votar el 13 de agosto pasado.
La participación fue la más baja desde la adopción en 2011 del actual sistema electoral con primarias abiertas. Solo participó el 72,16% del electorado, lo que equivale a decir que hay unos 36.000 votos que quizá puedan aparecer en las generales. Y aunque no fuesen todos, con solo llegarse a la habitual media del 80% de participación en elecciones generales, ello implicará que existan entre diez mil nuevos votos. Un número también considerable.