Dicen que el ingrediente que puede salvarnos es el polvo de la superficie del satélite natural. El polvo lunar ¿puede tener la clave?

La luna es una fuente de exploración continua. Desde hace décadas está siendo objeto de estudio debido, sobre todo, a los misterios que nos ofrece. Desde 1969, momento en que Nel Amstrong pisó por primera vez la superficie de la Luna, no ha sido posible ir nuevamente mediante una misión tripulada, pero lo cierto es que la misión Artemis tiene como objetivo repetir el mismo camino antes de que termine la década. Tras muchos problemas relacionados con las ventanas de lanzamiento, la primera fase ya ha tenido lugar.
Qué revela la ciencia
Ahora bien, ¿cuáles podrían ser los fines de poder volver a pisar la Luna? Entre los múltiples estudios que están llevándose a cabo, hay uno que llama particularmente la atención. ¿Y si el cambio climático pudiera frenarse mediante el uso de polvo lunar?
Un nuevo estudio acaba de mostrar una serie de propuestas de lo más interesantes. Se trata de un programa que tendría efectos en el medio plazo, pero que podría ayudar a reducir la velocidad de calentamiento del planeta. Aun así, nos encontramos ante un proyecto que está en fase de investigación aún.
Cuáles son las características más interesantes de este programa en particular, por qué estamos ante un polvo muy específico para poder ser utilizado en la atmósfera de la Tierra y, por supuesto, hasta qué punto la explotación de la superficie lunar puede ser perjudicial para el propio futuro del satélite natural. He aquí las claves de un proyecto que puede cambiar a la humanidad en tan solo unas décadas.
El uso del polvo lunar
Sin entrar en discusiones sobre si el ser humano ha provocado esta situación o si, simplemente, la ha acelerado, lo cierto es que está produciéndose un calentamiento global en el planeta. Los polos están descongelándose a una velocidad vertiginosa en relación a las décadas anteriores y, sin duda alguna, el efecto invernadero puede estar detrás de esta situación. Veamos, por ello, por qué el polvo lunar podría frenar esta situación a lo largo de los próximos años.
De acuerdo con la información relacionada con las conclusiones del estudio, la disposición de este polvo en suspensión podría ser suficiente para mitigar la radiación de los rayos solares. El objetivo sería lograr una reducción de la temperatura de los mismos con el objetivo de que, tras impactar en la superficie terrestre, no contribuyesen al efecto invernadero.
De esta forma, se reduciría el efecto negativo de la capa de ozono. Aun así, cabe precisar que el agujero más grande de la propia capa de ozono parece estar reduciéndose de forma natural.
La idea en cuestión ha sido propuesta por científicos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y la Universidad de Utah, en Estados Unidos. Al contrario de lo que cabría pensarse, la disposición del polvo lunar no se situaría sobre nuestra propia atmósfera, sino que se dispararía para formar una nube a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.
Se trataría, por tanto, de una especie de manto que conseguiría reducir la temperatura lo suficiente como para obtener algún que otro grado menos, lo suficiente como para reducir la exposición al cambio climático.
Se trata de un proyecto muy ambicioso, por lo que habría que comprobar el nivel de eficiencia, las peculiaridades de llevar a la práctica un programa de estas características y, por supuesto, hasta qué punto podemos estar ante una innovación diferencial en el ámbito de la investigación relacionada con la Luna.