En medio de la dura sequía que azota Argentina, la aparición de un pueblo emergiendo de las profundidades ha sorprendido a todo el país. Se trata de Miramar de Ansenuza, un pequeño pueblo que en la década de 1970 fue víctima del avance intempestivo de la gran laguna Mar Chiquita, ubicada en el noroeste de la provincia de Córdoba.
El nivel de la laguna ha bajado casi cuatro metros y medio desde 2017, producto principalmente de los cambios climáticos y la alteración de los ambientes naturales en la región. Esta situación ha dejado al descubierto buena parte de las ruinas del pueblo, que permanecieron bajo el agua durante décadas.
Los habitantes que aún recuerdan el pueblo de antaño, han quedado sorprendidos al verlo emerger después de tanto tiempo. Las ruinas de la iglesia, las casas y las calles son ahora visibles y se han convertido en una atracción para los turistas que se acercan a ver este inusual espectáculo.
Sin embargo, esta aparición también ha generado preocupación entre los expertos, quienes temen que la exposición prolongada al sol y al aire pueda acelerar la degradación de las ruinas. Además, la baja en el nivel de la laguna ha afectado a la fauna y la flora de la zona, generando preocupación por la conservación de la biodiversidad.
Las autoridades locales han señalado que se están realizando estudios para evaluar los posibles impactos ambientales y arqueológicos de la aparición del pueblo, y para definir el mejor camino a seguir en cuanto a su conservación y posible recuperación.
Mientras tanto, los visitantes continúan llegando a Miramar de Ansenuza para ver el pueblo emergido de las profundidades, que se ha convertido en un símbolo de la impactante sequía que afecta a Argentina y a la región.