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San Nicolás de los Arroyos
martes, 21 marzo, 2023

Edición N° 4357

UNA HISTORIA SOBRE SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Segunda oportunidad

Cirilo modificó la vida de Manuel, el hombre que apenado por perder a su otro compañero canino, decidió volver a adoptar pero esta vez eligió darle una oportunidad a uno grande. Gracias a él hizo nuevas amistades y consiguió un nuevo trabajo.

Cirilo hoy tiene 9 años y le dieron la chance de un nuevo hogar familiar.


Manuel Gil Aresluego de perder a Celta, su anterior compañero de cuatro patas, volvió darse la oportunidad de incluir en su vida a otro perro. Buscaba uno bueno, adulto (que también necesitara una segunda chance), amigable con otros canes y la foto de Cirilo le llegó como el indicado para él.

Lo que no pensó era que sería ese animal quien le diera a él oportunidades impensadas: por sacarlo a pasear a la plaza, en los días de cuarentena, conoció a otras personas que también habían adoptado recientemente y así se formó un grupo de conocidos que lo obligó a socializar.

Allí conoció a Lorena, una paseadora y adiestradora canina, con la que desde entonces lo une un lazo laboral además de la amistad.



El nuevo miembro de la familia: Cirilo

Luego de que falleciera su fiel amigo Celta, su pretensión era dar una chance a un perro adulto, ya que son quienes suelen tener menos posibilidades de adopción. “Mi única condición, sin importar si era macho o hembra, tamaño, no color de pelo, era que fuera bueno con las personas. Nada más”, agrega sobre el inicio de la búsqueda con la protectora Sarmiento, cerca de su casa.

 “Como en ese momento no tenían perros tranquilos, le mandaron mi solicitud a la Asociación Protectora Aprani y allí decidieron que Cirilo, de 7 años, era el indicado. Así fue cómo llegó a casa, el 2 de enero de 2021. Las personas del refugio lo trajeron, primero miraron la casa, para ver que fuera adecuado para él, y lo bajaron”.

Recuerda y admite su primer susto: “Al principio, pensé que tal vez no iba a adaptarse porque se lo veía triste. Él había vivido casi toda su vida en el refugio y quizás no se adaptaba o extrañaba a sus amiguitos, pero con el tiempo se fue adaptando y hoy parece que vivió con nosotros toda su vida”.



La segunda chance

Para enero de 2021, las medidas sanitarias ante el coronavirus permitían ir a las plazas para sacar a pasear a los perros. Todas las personas usaban barbijos en las calles, había distancia social, pero nada impedía conocer gente nueva. Fue lo que pasó cuando Manuel llevaba a Cirilo a caminar, pero notó que como le gustaba estar con otros perros, era el momento de acercarlo a la plaza del barrio de Monserrat para que jugara con ellos.

“Comenzamos a ir a la plaza, y como mucha gente seguí en teletrabajo, había muchos perros recién adoptados también. Y en medio de ellos, estaba Cirilo que, para mí, ¡es un superdotado en socialización canina! Sabe y entiende todos los códigos de los perros, jugaba con todos y pronto se volvió el líder de la manada. Además, parece que es el que pone orden, frena las peleas y tranquiliza a los más jóvenes, pero nunca muerde. ¡Es literalmente un maestro!”, dice orgulloso el estudiante de gastronomía.

Personalmente, Manuel entabló amistad con una paseadora y adiestradora canina que solía ir a la misma plaza y Cirilo no tardó en hacer amistad con ella y en ayudarla durante su trabajo. “Después de un tiempo, como yo también me vinculé mucho con sus perros, Lorena me propuso trabajar juntos y formamos una sociedad hace un año, y seguimos hasta hoy. Esto, reitero, esto fue gracias a Cirilo, que fue la clave en toda esta historia y en mi vida”, agrega emocionado.



Hace menos de un año, Manuel estaba en la plaza con el grupo de vecinos cuando vieron cómo casi muere atropellado otro perro que andaba por la calle. “Paseaba perdido por ahí y una de las mujeres vio que estuvieron por atropellarlo, y lo trajeron con nosotros, el grupo que formamos en la plaza, para ver si lo conocíamos. Uno de los vecinos lo transitó para ver aparecía algún dueño, porque se lo veía cuidado y tenía collar sin identificación, pero no apareció nadie así que lo transité yo, y como pasó mucho tiempo se quedó en casa y también lo adopté”, resume sobre la llegada de Zuko.

Cirilo tiene un hermano que también fue adoptado, su nombre es Zuko.

Como buen tutor orgulloso, asegura que “Sin lugar a dudas, pensé que yo cambiaría su vida, pero él cambió la mía. Yo recomiendo adoptar perros adultos, por muchas cosas que ellos traen son ideales para personas mayores o quienes nunca habían tenido perro. Adopten porque no se van a arrepentir”, finaliza.

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