“Activar las medidas de difusión es clave en este momento, sobre todo para esas mujeres que van a estar aisladas. La virtualidad es muy injusta porque marca desigualdades. Hay quienes no pueden acceder a una red, más en un marco de encierro en el que el agresor puede ejercer más control”, consideró Érika Martínez, referente de “Las Mariposas”.
Desde que se desató la pandemia de COVID-19, la violencia contra las mujeres se ha intensificado en todo el mundo. Si bien las restricciones que tienen fines sanitarios ayudan a limitar la propagación del virus, las mujeres que sufren violencia en el hogar se encuentran cada vez más aisladas de las personas y los recursos que pueden ayudarlas. También pasan más tiempo con el agresor. En nuestro país, el año pasado esta situación tomó protagonismo por varios meses, y los recientes días de confinamiento anunciados traen a escena los mismos riesgos de esta otra problemática.
“La emergencia sanitaria que lleva a tomar ciertas medidas, hace que se desnuden otras emergencias que son muy importantes. Entre ellas, la situación de emergencia en la que vivimos las mujeres. Las situaciones de crisis potencian los casos que pueden desencadenar en violencia. Sabemos que la mujer va a quedar reducida a convivir con su agresor. Esta presión social, el malestar, la situación de cansancio, va calando y puede potenciar situaciones de violencia. Por otro lado, a veces las mujeres no son las que trabajan –porque cuesta conseguir, porque los hombres ganan más y la mujer queda reducida al ámbito doméstico- y todo esto hace que pierda ese contacto que tenía con otras. Eso es lo peligroso del confinamiento: quedar reducida con el agresor, porque queda expuesta potencialmente a la violencia. Y además pierde el contacto con otras mujeres con las que podía hablar, pedir ayuda”, analizó en diálogo con EL NORTE la referente de “Las Mariposas” Erika Martínez.
Desigualdades y desafíos
En base a la experiencia del año pasado, toma relieve la problemática de la disfunción. “Hay que pensar medidas para compartir campañas de concientización pensadas con perspectivas de género, y el trabajo de las que siguen haciendo territorio: compañeras en merenderos, comedores, escuelas. Cada caso es particular y la atención que se realiza también. Hay que reforzar el camino preventivo desde Whatsapp, redes, espacios públicos, para que se acerquen los números, los contactos. Activar las medidas de difusión es clave en este momento, sobre todo para esas mujeres que van a estar aisladas. La virtualidad es muy injusta porque marca desigualdades. Hay quienes no pueden acceder a una red, más en un marco de encierro en el que el agresor puede ejercer más control”, consideró.
Los desafíos que se presentan -según Erika Martínez- en torno a la problemática de violencia de género, entre otros, son: capacitaciones constantes en la Ley Micaela en todos los ámbitos, cumplimiento de la ley Brisa, nuevas estrategias para otorgar planes que den un beneficio económico donde la condición no sea la denuncia porque la mujer queda expuesta, una Casa de Abrigo con perspectiva de género atendida por mujeres, nueva presentación del proyecto de la declaración de Emergencia en Violencia, reconocimiento territorial del trabajo de las promotoras con presupuesto.
“Los días 14 y 15 tuvimos un Congreso Federal de Promotoras de Género y Diversidad. Se anotaron 7.500 mujeres y hubo varias comisiones. Las promotoras planteamos que somos esenciales porque el trabajo que hacemos en el territorio, acompañando a esas mujeres donde el Estado no está, claramente le puede salvar la vida a una mujer”, aseguró.
Datos útiles
911- Policía, para casos de emergencia.
144 – Teléfono nacional para contención, información y asesoramiento las 24 horas de los 365 días del año.
En San Nicolás:
443-9480 – Comisaría de la Mujer – Rivadavia 848.
434-2905 – Área municipal “Mujer, Género y Diversidad”.
@emergenciaenviolencia.sn
Facebook: Campaña por la Emergencia en Violencia contra las Mujeres San Nicolás.
