La aprobación permitió el reconocimiento legal y familiar para las parejas del mismo sexo en el país, que se convirtió en el primero de América Latina y décimo en el mundo en haberla sancionado.

Desde la aprobación en 2010, hubo avances y retrocesos en función del impacto cultural que significó igualar la oportunidad de armar proyectos de vida y familiares. La sensación general es aún algo insatisfactoria. Por un lado, se abrió un marco de respeto y búsqueda de nuevos reconocimientos pero al mismo tiempo, se siguen reproduciendo violencias que impactan directamente en el desarrollo laboral y personal de quienes forman parte del colectivo.