Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo (Mt 19, 30-20,16).
Por monseñor Hugo Norberto Santiago
Obispo de la Diócesis de San Nicolás
“Jesús dijo a sus discípulos: ‘Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana, y al ver a otros desocupados en la plaza les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: ‘¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?’. Ellos le respondieron: ‘Nadie nos ha contratado’. Entonces les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’. Al terminar el día el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros’. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada’. El propietario respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?’. Así los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos”.
Palabra del Señor.
La apariencia y la realidad
Jesús, en esta parábola, nos quiere transmitir al menos dos mensajes: que lo que Dios nos da es gratuito y es siempre mucho más de los que merecemos, y que a los ojos humanos hay gente que es muy importante, que ocupa los primeros lugares, pero que Dios tiene otro modo de mirar, porque los humanos solemos mirar las apariencias, pero Dios mira el corazón.
El bien común como clave
Hay una frase clásica de la doctrina católica que dice “para salario de gloria no hay trabajo grande”, por eso todos los que trabajan en la viña de la parábola del Evangelio reciben el mismo pago. Con nuestras palabras diríamos: si trabajar para Dios y con el estilo que Jesús nos enseñó hace que Él nos regale una vida feliz ahora y plenamente más allá de esta vida, no midamos los esfuerzos para vivir como cristianos cultivando el amor social. Esa puede ser una muy buena motivación para ser solidarios e inteligentes en este delicado momento que estamos viviendo y sufriendo en nuestro país, donde se han multiplicado las personas que viven en condiciones de pobreza y de indigencia. Tomar la palabra “bien común” como una clave del modo de vivir para los difíciles tiempos que vienen es el camino de salida. El papa Francisco tiene una frase fuerte referida al cuidado de la naturaleza, lugar de vida y de trabajo de la humanidad toda: “No al saqueo, sí al compartir”. El Papa dice que hay empresas multinacionales que “exprimen el planeta como se exprime una naranja”, sacando los frutos y dejando desolación. Pensemos, por ejemplo, en el talado de bosques en el Amazonas para explotarlo para la agricultura. Si como se sabe científicamente el Amazonas es el “pulmón del planeta”, las grandes empresas que lo explotan son como fue el COVID-19; con el solo propósito de lo rentable individual están dejando sin oxígeno a muchos. Esta frase se puede aplicar a nuestro país: algunos lo han saqueado y no son los más pobres, de modo que la mayoría lo está sufriendo.
Si quieres la paz, trabaja por la justicia
Los tiempos que vienen piden comprometernos juntos en el trabajo por la justicia porque los carenciados quedarán más necesitados que antes y es altamente probable que la clase media trabajadora se convertirá en pobre. Si no sabemos regenerar el trabajo con solidaridad y no tenemos una visión de bien común, esa gente no podrá reintegrarse a una vida digna, y como la injusticia trae violencia, tendremos ambientes más violentos y más inseguros que los actuales. El mensaje es claro: es tiempo de una opción por el bien común que promueva la dignidad humana, una solidaridad que no sea crear dádivas clientelistas con fines políticos y partidistas, lo cual no es solidaridad, sino egoísmo; necesitamos una solidaridad capaz de crear trabajo digno, porque a nadie le gusta recibir en limosna lo que puede ganar con sus manos. Es tiempo de darle sentido social al capital. Conviene pedirle a Dios sabiduría para darnos cuenta de que no tiene sentido acumular egoístamente porque con la muerte, que puede venir en cualquier momento para cualquiera, nadie se podrá llevar nada material; conviene pedir a Dios el regalo de creer en su Reino, donde los que acumularon de forma egoísta y saquearon la casa común serán juzgados y tendrán que restituir, mientras que los que teniendo más capacidad y recursos tuvieron una visión de bien común, serán los primeros y serán recompensados por Dios que no solo es justo, sino que tiene hambre y sed de justicia.
Buen domingo.