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San Nicolás de los Arroyos
sábado, 27 julio, 2024

Edición N° 4849

¿CÓMO IMPACTA EN NUESTRO CEREBRO UN PARTIDO DE FÚTBOL?

SALUD Y MUNDIAL DE QATAR 2022

La ansiedad y los nervios cuando se mira un encuentro deportivo pueden terminar afectando al cerebro. Para estar más tranquilos en la previa del duelo decisivo de esta tarde frente a Países Bajos, qué puede suceder y cómo prevenirlo.

De la redacción de EL NORTE
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Mirar partidos de fútbol, especialmente los que son importantes, como el Mundial, puede generar emociones fuertes como euforia, ansiedad, felicidad y nervios, así como tristeza e impotencia luego de una derrota. Sin embargo, las consecuencias de un estrés fuerte debido a esto pueden desencadenar problemas graves en la salud del cerebro.

El cerebro humano tiende a intentar ponerse en el lugar del otro gracias a las denominadas neuronas espejo, por lo que al ver situaciones como un tiro libre o penal, sienta empatía y familiaridad por el jugador, ya que se pueden comprender las emociones de ese momento exacto.



Como consecuencia, estas neuronas espejo provocan un aumento en la frecuencia cardíaca y respiratoria luego de un momento emocionante del juego.

En el caso de ver al equipo ganar, el cerebro segregará dopamina, la hormona que genera placer y una sensación de positividad. En cambio, cuando el equipo pierde, el cerebro produce cortisol, conocida como la hormona del estrés, o serotonina, un neurotransmisor que puede causar ansiedad y depresión.

De acuerdo con un estudio del New England Journal of Medicine, el estrés emocional que experimentan los fanáticos durante los partidos intensos aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Por esa razón, quienes sufren de complicaciones cardiovasculares tienen que tener cuidado y tratar de controlar sus reacciones.

Estrés

El estrés emocional durante estos partidos da lugar a un incremento de la actividad  del sistema nervioso simpático. Es decir, la parte involuntaria del sistema nervioso que participa en las situaciones de lucha, huida, pánico, etc.

El estrés mental agudo aumenta no solo la producción simpática, sino que deteriora la función endotelial y crea un estado de hipercoagulabilidad de la sangre. Estos cambios tienen el potencial de romper las placas vulnerables de colesterol y precipitar una trombosis, resultando en un infarto de miocardio, ictus o muerte súbita.



Esta hiperactividad simpática puede dar lugar a desenlaces adversos en pacientes con insuficiencia cardíaca o con enfermedad de las arterias coronarias. Pero, incluso, puede afectar negativamente a individuos teóricamente sanos bajo condiciones extremas de estrés.

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