Los incrementos más significativos se notan de noviembre/diciembre a esta parte. En el último trimestre, según un sondeo de EL NORTE, las toallas, los tampones y las copas aumentaron más de 35 por ciento. Las primeras y los segundos pasaron aproximadamente de 2200 pesos -en su presentación de 8 unidades- a 3400, y las copas de 10.000 a 13.000, aunque es una opción sustentable con una durabilidad de varios años.
De la Redacción de EL NORTE
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En Argentina, alrededor de 12 millones de individuos, incluyendo niñas, adolescentes, mujeres, hombres trans y personas no binarias, experimentan el ciclo menstrual. A pesar de ser un proceso biológico tan natural como universal, continúa siendo un indicador social que evidencia y perpetúa las brechas de género. Los productos de gestión menstrual registran permanentes subas, que en los últimos meses superan el 50 por ciento. Los incrementos más significativos se notan de noviembre/diciembre a esta parte.
En el último trimestre, según un sondeo de EL NORTE, las toallas, los tampones y las copas aumentaron más de 35 por ciento. Las primeras y los segundos pasaron aproximadamente de 2200 pesos -en su presentación de 8 unidades- a 3400, y las copas de 10.000 a 13.000, aunque es una opción sustentable con una durabilidad de varios años.
En noviembre, las toallas femeninas se conseguían a 1000 pesos el paquete, los tampones a 1100 y las copas menstruales a 6500 pesos.
Estas últimas ganaron buena parte del mercado en la última década. Se trata de un recipiente de silicona reutilizable con una vida útil que ronda los 15 y 20 años. Por otra parte, las toallas reutilizables cerca de tres años.
Lógicamente, los importes presentan variaciones entre marcas y lugares de venta.
ESTADÍSTICA
Se estima que el 60 % de esta población utiliza toallitas descartables. Estos productos, junto con los tampones (15 %), son los elegidos por el 75 %.
En septiembre de 2023, la asociación civil EcoFeminita realizó un relevamiento como parte de la campaña #MenstruAcción para calcular el costo de menstruar en el país. Así concluyeron que el gasto promedio anual por persona para abastecerse de toallitas hasta ese momento era de $14.936, al tener en cuenta que son necesarios unos 22 productos por cada ciclo. Ese importe quedó totalmente desactualizado en nuestros días, y trepa semana a semana.
Argentina es el segundo país latinoamericano, después de Uruguay, con mayor carga tributaria a personas menstruantes.
FACTOR DE DESIGUALDAD
La menstruación constituye un factor de desigualdad que afecta a las mujeres y personas que menstrúan, especialmente a aquellas con menores ingresos, mayores niveles de precariedad laboral, desempleo y pobreza que tienen un menor o nulo acceso a los productos de higiene.
En el ámbito educativo, se estima que a nivel global una de cada cinco niñas, adolescentes y menores menstruantes falta a la escuela durante su período. El temor al estigma, la ausencia de recursos higiénicos como agua o espacios adecuados para cambiarse, los dolores físicos y la falta de acceso a productos, llevan a estos jóvenes a ausentarse en el transcurso de su menstruación. El impacto a largo plazo se refleja en un deterioro del desempeño académico, un incremento del malestar emocional y mayores riesgos de abandono escolar, ampliando así la disparidad de género.
De acuerdo al informe de U-Report titulado “Desafíos que enfrentan las adolescentes en su gestión menstrual” (Unicef, 2021), cerca del 10% de las más de mil personas encuestadas admitieron ausentarse del colegio durante su ciclo, mientras que un 23% expresó sentir incomodidad o vergüenza en este período. Estos datos coinciden con los obtenidos a través de la Primera Encuesta de Gestión Menstrual realizada por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires en 2020. En el estudio, casi la mitad de los participantes indicaron haber dejado de asistir a instituciones educativas (47,9%), así como haber reducido su concurrencia en eventos sociales (43,9%). Además, más de dos tercios de las personas encuestadas (75,6%) dejaron de practicar deportes.
IMPUESTO ROSA
Ganar menos pero gastar más
El impuesto rosa o pink tax se suma en el análisis de este tipo de productos. Es un valor extra en el costo de algunos productos por el solo motivo de ser rosados y funcionales a mujeres e identidades feminizadas.
Una consultora privada analiza el mercado para detectar el avance o retroceso del fenómeno. En 2023, las mujeres pagaban un 12,5 por ciento más que los varones en al menos seis productos. Las secciones más afectadas: perfumería, higiene, vestimenta, juguetería.
Esa diferencia económica “no se atribuye a los costos de producción, ya que surge en la venta minorista, esto sugiere que es una decisión comercial que tiene como premisa que las mujeres están dispuestas a pagar más por su apariencia o higiene”. Así lo comentó la economista Agustina Barman y mencionó que esa diferencia tiene un impacto negativo en el bolsillo de mujeres e identidades feminizadas porque se ven obligadas a enfrentar un gasto mayor por el solo hecho de ser mujeres.
Al mismo tiempo, la especialista hizo un análisis más estructural del panorama económico femenino en Argentina, ya que al llamado impuesto rosa se le debe agregar que ellas tienen una menor participación en los trabajos remunerados, una brecha salarial del 27%, impedimentos para ocupar puestos de poder por el techo de cristal –es decir, las limitaciones para ascender laboralmente dentro de organizaciones– y cargan en sus espaldas con las tareas de cuidado sin remuneración alguna o en situaciones de extrema precarización.