Durante el devastador terremoto de Turquía volvieron a registrarse destellos en el cielo nocturno. Qué son las triboluminiscencias, un fenómeno sobre el que la ciencia aún busca muchas respuestas.


Resplandores azules. Explosiones verdosas. Chispazos de milésimas de segundos que irrumpen en la oscuridad de la noche. Las llamadas luces de terremoto son un llamativo evento lumínico que -a veces- ocurre cerca de las zonas donde se registran movimientos sísmicos.
También conocidas como “triboluminiscencias”, han sido captadas por los teléfonos móviles en varias ocasiones en los últimos años, allí donde estaban ocurriendo movimientos de la tierra. Y esto reavivó los debates acerca de dónde provienen, cómo se producen estas luces, y si acaso, pudieran tener algún valor anticipatorio o predictivo.
La respuesta más evidente tiene que ver con el abrupto colapso de los transformadores de energía eléctrica y el choque de postes y cables, como consecuencia del movimiento telúrico. Algo así como grandes cortocircuitos que iluminan el cielo y luego de los cuales sobrevienen apagones generalizados.
La Tierra que saca chispas
Un estudio publicado en 2008 en la revista Seismological Research Letters define a las EQL (Earthquake Lighting) como un fenómeno aéreo luminoso inusual, similar en apariencia a la aurora boreal, que se ve en el cielo en o cerca de áreas de estrés tectónico, actividad sísmica o erupciones volcánicas. Sostiene, además, que se consideran un hecho “científicamente probado”.
Pero, ¿Cuál es el origen de estas luces? Otros estudios de campo y experimentos de laboratorio han aportado una posible respuesta: el suelo, por debajo de la superficie, está compuesto por rocas ígneas que tienen un alto contenido mineral. Por ejemplo, los ferromagnesios, cuya interacción con el agua genera corrientes eléctricas, que se acumulan y se distribuyen debajo de la superficie.
Desde el Centro de Investigación Ames de la NASA también se ha abordado este misterio. En 2014, el cristalógrafo Friedeman Freund, investigó las luces sísmicas documentadas desde el siglo XVII y advirtió que más del 90% de ellas ocurrieron sobre fallas que se encontraban en zonas de subducción, es decir, donde dos de las placas tectónicas del planeta chocan y una se sumerge, o se subduce, debajo de la otra.
Según su estudio, esas fisuras permiten que las rocas magmáticas que se originan en las profundidades migren lentamente hacia la superficie, donde pueden ionizar el aire y generar el espectáculo de luces.
Algunos experimentos de laboratorio suman evidencia a estas teorías. En 2014, el ingeniero biomédico Troy Shinbrot, presentó los resultados de su investigación en la reunión de la Sociedad Estadounidense de Física.
A pesar de estas explicaciones, los científicos reconocen que aún queda mucho por investigar acerca de las triboluminiscencias. Incluso es un fenómeno que todavía genera controversias dentro de la comunidad científica.
Una de ellas, por ejemplo, es por qué las luces aparecen algunas veces y otras no. La otra cuestión aún en debate es si es posible verlas con antelación a los terremotos, de manera que pudieran funcionar como predictoras de un sismo. Aún no hay evidencia de esto, y de hecho, los sismos y terremotos siguen siendo fenómenos muy difíciles de pronosticar.