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San Nicolás de los Arroyos
jueves, 1 junio, 2023

Edición N° 4431

QUIÉN ES ESTEBAN LINDOR ALVARADO, EL NARCO QUE INTENTÓ FUGARSE EN HELICÓPTERO



Esteban Lindor Alvarado, de 43 años, el jefe narco de Rosario que casi logra escapar de la cárcel de Ezeiza colgando de los patines de un helicóptero, ha roto la matriz que regula la actividad del tráfico de drogas. Él eligió integrar a efectivos de la Policía de Santa Fe a su organización criminal y les pagó para que trabajaran para su banda.

QUIÉN ES ESTEBAN LINDOR ALVARADO, EL NARCO QUE INTENTÓ FUGARSE EN HELICÓPTERO

Una de las tareas clave para expandir su territorio que les encargó a los jefes policiales que trabajaron para su organización fue la de sacar del medio a la banda de Los Monos, comandada por el clan Cantero.



A pesar de estar detenido desde 2012, Alvarado no perdió poder. Al contrario, hizo crecer su organización desde la cárcel.

Compró voluntades de agentes penitenciarios e instaló una oficina en su calabozo cuando pasó por la cárcel de Campana, en 2013.

Alvarado, socio de Luis Medina y archienemigo de los Cantero, rompió con la matriz que habían impuesto Los Monos.



La investigación que, en parte, puso al descubierto su vinculación con policías comenzó a partir del homicidio del prestamista Lucio Maldonado, ocurrido el 14 de noviembre de 2018.

Durante la pesquisa, a cargo del Ministerio Público de la Acusación, se determinó que el asesinato habría sido ordenado por el jefe narco.

Dos días después de que fuera secuestrado cuando salió de su casa para ir a comer un asado con amigos, el cuerpo de Maldonado –a quien le decían “El Tony Montana argentino”, porque le gustaba mostrarse con armas y fajos de billetes, como el personajes de Scarface–apareció baleado en el inicio de la autopista Rosario-Buenos Aires; tenía las manos atadas a la espalda y tres tiros: dos en la espalda y uno en la nuca.



Junto al cadáver apareció un rudimentario cartel de cartón que decía: “Con la mafia no se jode”.

Por su violencia omnipresente, no pareció descabellada la primera hipótesis que atribuía el homicidio a Los Monos.

Pero el curso de la investigación develó que las sospechas que difundía la policía en ese sentido provenían, en realidad, de la mente febril de Alvarado y su plan para barrer a sus competidores más duros.



Se determinó que el jefe narco utilizó los servicios de los policías para que allanaran los búnkeres de venta de droga de Los Monos.

Así, a través de la entrega de información a la policía sobre las actividades de la familia Cantero, Alvarado ocupaba el territorio que dejaban los miembros de Los Monos, que comenzaron su retirada, golpeados por los allanamientos a sus puestos de venta de drogas.

De no haber sido por la investigación encarada por el fiscal Diego Iglesias, titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), la fiscal federal Cecilia Incardona y personal del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Alvarado hubiera intentado huir del penal de Ezeiza en un vuelo de 20 segundos en helicóptero para encarar la fuga hacia el noreste por tierra, para refugiarse en Paraguay, donde cuenta con conexiones con los personajes más importantes del bajo mundo guaraní. Heredó esos vínculos de su madre, que se dedicaba al contrabando de cigarrillos.



Según consta en diversos expedientes que se instruyen en las fiscalías de Rosario, más de 20 policías de Santa Fe trabajaron como choferes de camionetas que llevaban droga, como punteros que abrían el camino para evitar los controles, como informantes o como fuerza de choque en la lucha de Esteban Lindor contra Los Monos.

Cuando Alvarado fue detenido, en 2012, los fiscales obtuvieron los nombres de los efectivos que trabajaban para él y cumplían diversas funciones en su organización.



Con información de LA NACIÓN

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