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San Nicolás de los Arroyos
sábado, 27 julio, 2024

Edición N° 4849

Tom Jones, la leyenda de la voz que desafía al paso del tiempo

El cantante galés se presentó ante un Movistar Arena colmado y brindó un show formidable en el que interpretó nuevas versiones de sus viejos clásicos y presentó su último disco Surrounded by Time.

Pasaron apenas seis minutos de las 21 y el experimentado cantante aparece en el escenario y se sienta en una banqueta. Acompañado por Paddy Milner al piano, comienza a cantar Growing Old, de Bobby Cole. “Me estoy volviendo viejo…”, entona con la voz tranquila, casi irreconocible.Termina la canción, ingresa el resto de la banda y empiezan a sonar los primeros acordes de una canción épica que pocos de sus seguidores conocen.

Es la sexta vez que se presenta en Buenos Aires. Lo hizo en 1974, luego en 1980 y más acá en el tiempo en 2007, 2010 y 2016. El público, en su gran mayoría veteranos, lo reciben con una gran ovación. Más allá de que Not Dark Yet, de Bob Dylan, les resulte ajena, saben que lo que está por venir será único e inolvidable.

Antes de comenzar el tercer el tema, el galés hace una breve introducción. Cuenta que la siguiente canción la grabó por primera vez en noviembre de 1964, y que en marzo de 1965 ya era número 1 en Inglaterra. Es la conexión que faltaba con su público, una que sepamos todos. Entona canciones como It’s Not Unusual, sigue con What’s New Pussycat?. Y no puede faltar la famosa Sexbomb Pasaron poco más de 10 minutos desde el comienzo y la fiesta es total.



Interpreta otras versiones de su último álbum como Popstar, Lazarus Man, Talking Reality Television Blues y la sublime One More Cup of Coffe, también de Bob Dylan, y algunos covers de su repertorio tradicional como Green, Green Grass Of Home y Delilah. 

Otro momento extraordinario se da con Tower of Song, de Leonrad Cohen, donde subraya la frase “nací con el don de una voz de oro” y alcanza un registro vocal que eriza hasta las paredes.

Sobre el final, lanza dos hits ochentosos –You Can Leave Your Hat On y Kiss– para que ya nadie más se siente en sus sillas. Tras un breve intervalo, casi dos horas después del comienzo, vuelve para los bises. Primero con One Hell of a Life, en la que pide: “Cuando esté muerto (…) Sólo recuerden que tuve una vida increíble” y luego se zambulle en dos rocanroles primarios – Strange Things Happening Everyday y Johnny B. Goode- para cerrar una noche única, en la que una voz, otra vez, venció al paso del tiempo.

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